Tan antiguo como amar es querer también contarlo. Y tan español es decir como temer el qué dirán. Sobre estas dos realidades oscila hoy un suceso, una muerte, en la que convergen muchas otras certezas y otras tantas incertidumbres: el velocísimo desarrollo tecnológico en ningún caso comparable al ritmo de asunción digital que demostramos los seres humanos, el exhibicionismo rampante desde que nos invadieron -invadimos- las redes sociales, las ya hace tiempo tecnosexualizadas relaciones sentimentales -apps para ligar, para consentir o romper, sexting, cibersexo- y una serie de consecuencias -linchamientos, pornovenganzas, ghosting, orbiting– para las que, según los expertos, no estamos en absoluto preparados.
Dar las gracias no es algo que nos resulte sencillo. Y vale la pena el esfuerzo
Practicar la gratitud es fundamental para casi todas las tradiciones religiosas y espirituales. Y todos tenemos mucho qué agradecer. Tenemos el asombroso privilegio de vivir en este planeta que está diseñado de manera singular para que los humanos puedan nacer,...