Tan antiguo como amar es querer también contarlo. Y tan español es decir como temer el qué dirán. Sobre estas dos realidades oscila hoy un suceso, una muerte, en la que convergen muchas otras certezas y otras tantas incertidumbres: el velocísimo desarrollo tecnológico en ningún caso comparable al ritmo de asunción digital que demostramos los seres humanos, el exhibicionismo rampante desde que nos invadieron -invadimos- las redes sociales, las ya hace tiempo tecnosexualizadas relaciones sentimentales -apps para ligar, para consentir o romper, sexting, cibersexo- y una serie de consecuencias -linchamientos, pornovenganzas, ghosting, orbiting– para las que, según los expertos, no estamos en absoluto preparados.
La pésima comprensión lectora de los alumnos, a debate: “Deberían volver los libros de texto”
Es imprescindible desarrollar el hábito de leer. Una rutina en la que juega un papel esencial tanto la familia como la escuela, pero sobre todo la primera. De hecho, los docentes consultados aseguran que “se nota mucho esos alumnos que han sido estimulados y que han...