«Me evadía de la realidad y me olvidaba incluso del tiempo». Daniel sólo necesitaba una pantalla y un mando de control para abandonar su papel en la vida real y recrearse en un mundo de acción y aventuras de la mano de personajes con armaduras de cuero o hielo, sobreviviendo en mazmorras, valiéndose de la magia para vencer a los enemigos. Así pasaba horas y horas, enganchado a los videojuegos.
Temporal y covid, familias asfixiadas por la crianza que buscan cómo sobrevivir
Diferentes estudios en el campo de la psicología social señalan que el hogar no es el mejor lugar para desarrollar un trabajo intelectual cuando no se dispone de un habitáculo cerrado y de unas normas que regulen el acceso. “Estudiamos los efectos negativos que las...