En La escuela que quiero (Destino), Romera hace hincapié en la necesidad de transformar la educación con los niños y no para los niños. El matiz es importante, porque su apuesta pone al niño en el centro, lo convierte en protagonista. Por ahí, precisamente, empieza la escuela que quiere.
Mamá, quiero quedarme ciega
"¿Deberíamos impo"ner multas a quien se equivoque y diga a un ‘transciego’ cosas ofensivas para él, como ‘mira tú por dónde’ o ‘¡hasta la vista!’?".