En un país como el nuestro donde las jornadas laborales son de 8 horas es difícil conciliar la vida familiar con la laboral. Los progenitores se ven obligados a recurrir a otras actividades extraescolares que mantengan a los niños ocupados mientras finaliza la jornada laboral. Entre medias surge la necesidad de que los niños coman fuera de sus casas y el lugar más indicado es el colegio.
El rostro de la pobreza: mujer, precaria y con hijos
Lejos de notar los signos de la recuperación, los colectivos afectados por la pobreza son cada vez más diversos y lo tienen cada vez más complicado para salir del círculo vicioso.