En los hogares donde los gritos son recurrentes, los niños tienden a desarrollar una baja autoestima e índices más altos de depresión. Un estudio de 2014 publicado en The Journal of Child Development comprobó que gritar produce en los niños secuelas similares al castigo físico: altos niveles de ansiedad, estrés, depresión y un aumento de los problemas de conducta.
La relación entre abuelos y nietos puede ayudar a prevenir el Alzheimer o la demencia senil
"El tiempo que comparten juntos les ayuda a mejorar los test de habilidades cognitivas de los mayores, pues el papel que juegan los abuelos a nivel social les genera una sensación de utilidad y de pertenencia".