En los hogares donde los gritos son recurrentes, los niños tienden a desarrollar una baja autoestima e índices más altos de depresión. Un estudio de 2014 publicado en The Journal of Child Development comprobó que gritar produce en los niños secuelas similares al castigo físico: altos niveles de ansiedad, estrés, depresión y un aumento de los problemas de conducta.
Cómo hablar de cannabis con adolescentes (y no ser ignorado)
El consumo de marihuana entre los adolescentes de Estados Unidos no ha dejado de aumentar en las tres últimas décadas, al igual que el porcentaje de adolescentes que la consideran inofensiva. Si lo que buscas es prevenir el consumo de cannabis entre los menores de...