En los hogares donde los gritos son recurrentes, los niños tienden a desarrollar una baja autoestima e índices más altos de depresión. Un estudio de 2014 publicado en The Journal of Child Development comprobó que gritar produce en los niños secuelas similares al castigo físico: altos niveles de ansiedad, estrés, depresión y un aumento de los problemas de conducta.
Control y sobreprotección
Más o menos, todos tenemos un concepto formado sobre lo que es la sobreprotección... Si lo tuviéramos que definir diríamos que es lo que hacen algunos padres con sus hijos cuando intentan que no les ocurra nada y parece que quieren meterles en una burbuja para que...