En los hogares donde los gritos son recurrentes, los niños tienden a desarrollar una baja autoestima e índices más altos de depresión. Un estudio de 2014 publicado en The Journal of Child Development comprobó que gritar produce en los niños secuelas similares al castigo físico: altos niveles de ansiedad, estrés, depresión y un aumento de los problemas de conducta.
Así afecta la vivienda a la salud mental de los jóvenes: preocupación por volver a casa de los padres y más depresión
Estos son algunos de los datos que se pueden extraer del estudio Situación de la vivienda en España. Una visión holística, elaborado por GAD3 para el Consejo General de la Arquitectura Técnica en España (CGATE), que ha sido presentado este jueves.