En los hogares donde los gritos son recurrentes, los niños tienden a desarrollar una baja autoestima e índices más altos de depresión. Un estudio de 2014 publicado en The Journal of Child Development comprobó que gritar produce en los niños secuelas similares al castigo físico: altos niveles de ansiedad, estrés, depresión y un aumento de los problemas de conducta.
Las familias no se fían de la economía y ahorran un 42% más que antes de la pandemia
Desde el año 2019, la renta trimestral de los hogares ha aumentado en 33.000 millones de euros, un incremento del 17%. De esta cuantía, nada menos que un tercio se ha ido directamente al ahorro. Las familias guardaron en el segundo trimestre del año 26.700 millones de...