En los hogares donde los gritos son recurrentes, los niños tienden a desarrollar una baja autoestima e índices más altos de depresión. Un estudio de 2014 publicado en The Journal of Child Development comprobó que gritar produce en los niños secuelas similares al castigo físico: altos niveles de ansiedad, estrés, depresión y un aumento de los problemas de conducta.
Catherine L’Ecuyer: «¿Por qué regalamos smartphones a los menores? ¡Que lo tengan cuando se lo puedan pagar!»
"Por la fiebre por la innovación, nos ponemos a remolque de las modas y perdemos la perspectiva de una educación basada en evidencias científicas....Como la utilización de las tablets en las aulas, que deben cumplir con dos pesos de la prueba. ¿Dónde están las...