Volvías del colegio con sed de camello, tirabas la mochila en la habitación, bebías un vaso de agua, le echabas un ojo fugaz a los gusanos de seda y soltabas aquellas cinco palabras. Las decías muy rápidamente, con la mano en el picaporte y la puerta cerrándose ya. Las cinco palabras que eran una sola: «Mebajoalacalle».
Cómo lograr que tus hijos aprendan a ponerse en tu lugar
No hay duda de que nadie nace con la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Se aprende de nuestra experiencia con las figuras de apego, que se va practicando y entrenando a lo largo de la vida. Aún así, a veces es difícil ponerse en la piel del otro, a no ser que...