Llevamos ya muchos años escuchando la misma cantinela, pero hasta que no se para uno a analizarlo detenidamente no se reconoce la magnitud del desastre: estamos desapareciendo. No se trata de una exageración para animar a la población a procrear y así asegurar el futuro de las pensiones, la cosa es mucho más grave e irrefutable.
Ángeles en ‘estado de alarma’
Son los intermediarios del consuelo familiar arrebatado por decreto gubernamental. Entregan los abrazos de hijos y nietos prohibidos por seguridad epidémica. Procuran las despedidas de los seres queridos no pronunciadas por un confinamiento prorrogado una y otra vez.