Una de las cosas que más me llamaron la atención del Pueblito Lindo la primera vez que aparecí por allí, fue observar que por las tardes no se ponía la televisión. Abuelas, tías y sobrinos se reunían alrededor de la mesa camilla (sí, esa tan famosa que cubre piernas, braseros y siestas) para jugar. ¡Jugar!
El telecolegio acentúa la brecha económica: «Tengo un ordenador para cuatro hijas»
Encerrados en sus hogares, multitud de alumnos no disponen de los medios tecnológicos adecuados ni cuentan con un espacio ni un ambiente idóneos para cumplir con sus tareas online en un momento en el que algunos docentes sufren, además, un exceso de celo por querer...