Si de repente su hijo, ese que hasta hace nada era un tierno bebé, se convierte en contestón, retador, desobediente, te saca de tus casillas y te coloca frente a un espejo haciendo que veas tus propias incoherencias, ¡enhorabuena!, tienes un hijo muy normal y muy sano. Forma parte del crecimiento en la segunda infancia y deberás tener paciencia, buenas dosis de cariño y también firmeza para educar…sin gritos.
El invierno demográfico acecha a Andalucía: un millón de habitantes menos en 50 años
La previsión, elaborada por el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA), apunta además a un crecimiento vegetativo negativo provocado por la caída de la natalidad combinada con el fallecimiento de las generaciones nacidas entre los años sesenta y...