Para los que crecimos tarareando la melodía de Super Mario y soñábamos con rescatar a la princesa de Dragon’s Lair en los recreativos del barrio, compartir nuestra vieja afición con nuestros legítimos herederos es una suerte de conquista social. Y un placer inmenso.
Mejor si es en familia
No hay nada como vivir en familia. Pero hay quien no la tiene. O como si no la tuviera en un momento dado, porque no se puede hacer cargo de él. Es entonces cuando aparecen las familias de préstamo, familias que lo son de corazón, aunque no biológicas, pero que dan el...