Para los que crecimos tarareando la melodía de Super Mario y soñábamos con rescatar a la princesa de Dragon’s Lair en los recreativos del barrio, compartir nuestra vieja afición con nuestros legítimos herederos es una suerte de conquista social. Y un placer inmenso.
Mamá, quiero quedarme ciega
"¿Deberíamos impo"ner multas a quien se equivoque y diga a un ‘transciego’ cosas ofensivas para él, como ‘mira tú por dónde’ o ‘¡hasta la vista!’?".