Educar se hace a largo plazo y el castigo sólo funciona en el corto. Castigar a los hijos los aleja afectivamente de sus padres porque «siembre el miedo» en ellos.
Un alegato a la calma y tranquilidad si tu hijo no ha entrado en el colegio que querías
"Podría empezar con un toque cultural invocando la cita de santa Teresa de Jesús que tanto le gustaba a Truman Capote: ´Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por aquellas que permanecen desatendidas´.