“Dame PIN”. La frase se pronuncia como un salvoconducto. La repiten, a modo de saludo, los que van a apostar a un local de Moncloa muy cerca de Ciudad Universitaria. Es un hormiguero de estudiantes. El chico que ha preguntado por el PIN es un universitario seriecito. Son las siete de la tarde y acaba de salir de clase. Aquí nadie enseña el DNI para entrar, pero sí para poder meter dinero en las máquinas que registran las apuestas.
Alertan sobre el peligro de la ortorexia, la obsesión por comer sano
«En ocasiones esta obsesión comienza con una dieta que se plantea para abordar algún tipo de patología que requiera un determinado manejo nutricional y otras simplemente por el deseo de llevar una dieta más saludable», asegura.