No creo que la generación de mis padres pasara tanto tiempo arrepintiéndose y pusiera tanta energía en ello; si los padres necesitaban mudarse, entonces el niño se mudaba. No recuerdo que agonizaran pensando a qué escuela asistiría el niño y, desde luego, que molestaran a los hijos en la escuela era un hecho de la vida; ningún padre se sentía directamente responsable por las interacciones sociales de los niños pequeños. Además, los accidentes pasaban, las visitas a la sala de emergencias pasaban, las suturas pasaban, a veces una y otra vez al mismo niño.
La crisis golpea de nuevo a los jóvenes
Se acaban de publicar los datos de la EPA del cuarto trimestre de 2012, tenemos 5,97 millones de desempleados. Hemos rozado los seis millones y la situación es gravísima. Desde el punto de vista económico tiene más sentido analizar la evolución del empleo, pues el...