No creo que la generación de mis padres pasara tanto tiempo arrepintiéndose y pusiera tanta energía en ello; si los padres necesitaban mudarse, entonces el niño se mudaba. No recuerdo que agonizaran pensando a qué escuela asistiría el niño y, desde luego, que molestaran a los hijos en la escuela era un hecho de la vida; ningún padre se sentía directamente responsable por las interacciones sociales de los niños pequeños. Además, los accidentes pasaban, las visitas a la sala de emergencias pasaban, las suturas pasaban, a veces una y otra vez al mismo niño.
Entre el agotamiento y la madurez: qué dicen los padres y madres de más de 50 sobre la crianza tardía
Los últimos datos disponibles del INE confirman una tendencia que se da desde hace años: el retraso en la edad a la que tenemos descendencia. El número de nacimientos de madres de 40 o más años ha crecido un 19,1% en la última década. También la media de edad a la que...