Hemos traspasado a nuestros hijos las cotas de bienestar más elevadas jamás vistas en el mundo occidental. Pero los adolescentes de hoy, con sus pasaportes atestados de sellos, con sus tres horas de guitarra a la semana y un armario de zapatillas de deporte que usted de crío ni soñó, no parecen mostrar las aptitudes necesarias para coger las riendas de las empresas, mercados y gobiernos del mundo. Ni lo que es más importante: el timón de sus vidas. Ya se habla de una Generación de cristal.
Este hombre señala el gran drama italiano: es un país viejo, y hay poco margen para evitar la decadencia estructural
El lugar donde toma forma la gran crisis italiana es la demografía. Los pocos nacimientos, cada vez menos, y el creciente número de personas mayores plantean dudas claras sobre la estabilidad del sistema social. Pensiones y seguridad social, por ejemplo. Pero junto al...