El problema de que nuestra generación no quiera relaciones es que, al final del día, sí que las quiere.
Porno facial, el infierno de los otros y ruido
Todos estos influencers se exponen hasta las amígdalas (literalmente, como dice la muchachada), ignorando las salvaguardas del pudor más elemental. Se entregan al porno facial y no dejan un poro sin exhibir, despreciando la coquetería de la iluminación y del...