La felicidad viene de dentro: tenemos el poder de cambiar nuestras respuestas mentales y emocionales sobre el mundo que nos rodea, esto nos devuelve una idea de mayor control y responsabilidad sobre nuestro bienestar y la sensación de poder hacer algo para corregir lo que no funciona.
Mamá, quiero quedarme ciega
"¿Deberíamos impo"ner multas a quien se equivoque y diga a un ‘transciego’ cosas ofensivas para él, como ‘mira tú por dónde’ o ‘¡hasta la vista!’?".