05gDra. Inmaculada Escamilla. Psiquiatra. Clínica Universitaria de Navarra en Madrid

Este resumen de la ponencia se basa en apuntes tomados durante la misma y tiene una finalidad meramente informativa, que de ningún modo pretende ser exhaustiva ni agotar su contenido.

La familia está considerada como un elemento fundamental de la sociedad y como el núcleo básico de socialización de los niños, donde se transmiten los valores de la sociedad en la que está inmersa y, por lo tanto, los relacionados con la salud y la enfermedad, por lo que la convierten en un ámbito estratégico para la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad. La convierten, por tanto, en un verdadero agente de salud.

Las conductas disociales en niños y adolescentes hacen referencia en la mayoría de los casos, a los comportamientos siguientes: participación en peleas y discusiones, actitud desafiante ante la autoridad, incumplimiento de normas, agresividad, acoso escolar y robo. En ocasiones, estas conductas son la manifestación más disruptiva de un problema o enfermedad. Enfermedades médicas y psiquiátricas, problemas psicológicos, de estructura y dinámica familiar y/ del entorno, no resueltas y mantenidas en el tiempo, pueden originar alteraciones de conductas graves. El conocimiento y la detección de los factores causales y la intervención especializada temprana pueden prevenir la aparición de estas conductas.

El Trastorno oposicional desafiante, es una de las causas más frecuentes en psiquiatría infantil y adolescente. En esto casos es fundamental realizar un adecuado diagnóstico diferencial, Los trastornos de conducta (TOD/TC), en su mayoría, se presentan asociados a otros problemas psiquiátricos: Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH); Trastorno del Humor, Trastorno por consumo de sustancias.., con determinadas características psicológicas (baja autoestima, sentimientos de inseguridad y hostilidad al entorno) y en ocasiones, refieren antecedentes de acoso y abuso en su entorno. Por otra parte estilos parentales rígidos, disfunción familiar por diferentes motivos y/o problemas psiquiátricos en familiares pueden asociarse a estas conductas.

La intervención debe ir dirigida a la causa del problema, en la medida de lo posible y teniendo en cuenta el tratamiento de las enfermedades subyacentes, la adopción de medidas urgentes para extinguir la conducta disocial actual, la disposición de soportes socioeconómicos y servicios sociales para favorecer el acceso a la educación, formación e integración social y a la salud, la formación en estilos de educación parental recomendados y la educación en valores.

El “Bullying” como acto de acoso y hostigamiento reiterado y persistente frente a una víctima desde un agresor, aunque puede actuar en grupo, en el entorno escolar, se enmarca dentro de las conductas disociales descritas. Como tal, debe considerarse como una conducta disocial del agresor, con el factor causal multifactorial descrito con anterioridad. La elección de una víctima en el ámbito escolar y la necesidad de una audiencia o espectadores (el resto de estudiantes o compañeros), que definen el curso y mantenimiento de la conducta, caracteriza a este tipo de acoso.

Las quejas de los niños acerca de algunos actos en el colegio por parte de sus compañeros, no pueden relativizarse ni abandonarse al área de “cosas de niños”, la negación no resuelve el problema, la evaluación del caso cautelosa y prudente y con el conocimiento de un experto, puede ayudarnos a resolver nuestras dudas y sospechas sin originar consecuencias negativas en el niño o ayudándoles a resolver sus problemas actuales, como la tierra de cultivo de su futuro.