04gEncarna Pérez Bret. Coordinadora del Centro de Formación. Hospital Centro de Cuidados Laguna. Madrid.

Este resumen de la ponencia se basa en apuntes tomados durante la misma y tiene una finalidad meramente informativa, que de ningún modo pretende ser exhaustiva ni agotar su contenido.

Son muchos los detalles que pueden favorecer que un enfermo se encuentre lo mejor posible: facilitar un entorno agradable, sonreírle, conseguir un ambiente relajado, el trato esmerado de respecto a la dignidad de esa persona, acertar con los gustos de sus alimentos preferidos, potenciar la compañía de una persona cercana evitando la soledad, escuchar sus peticiones para ayudarle con premura.

Muchos enfermos, llegados estos momentos, valoran lo importante en la vida y desestiman lo superfluo. Las cuestiones existenciales y trascendentes alcanzan un punto álgido y buscan encontrar respuesta a los grandes interrogantes de la vida. Situaciones todavía no resueltas, sentimientos de culpa, etc., pueden incrementar su sufrimiento. Por ello, prestar atención a estas necesidades y ofertarles la ayuda necesaria a través de los profesionales adecuados, facilita que el paciente encuentre la paz que deseamos para esos momentos.

El objetivo principal de los cuidados paliativos es conseguir ese bienestar del paciente. La OMS recomienda “la prevención y alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana e impecable evaluación y tratamiento del dolor y otros problemas, físicos, psicológicos y espirituales” .

La complejidad de las situaciones conlleva la búsqueda de difíciles soluciones y la consiguiente toma de decisiones cotidianas. No se pueden ignorar dichos problemas, ni tomar decisiones a la ligera. Para ello, la bioética, con el análisis pormenorizado de cada situación concreta fundamentada en la buena praxis, y con el respeto a la dignidad esencial de la persona humana, orienta para que la recomendación sea lo más acertada posible.

La Estrategia en Cuidados Paliativos del Sistema Nacional de Salud explica que se debe “facilitar la toma de decisiones ante dilemas éticos al final de la vida –limitación del esfuerzo terapéutico, alimentación e hidratación, sedación, etc.– teniendo en cuenta los valores del paciente, los protocolos y/o las recomendaciones éticas y guías de práctica clínica existentes. El proceso de decisión se registrará en la historia clínica”.