Estos niños, además, pueden escuchar que hay más jaleo en las calles, los villancicos; tocar los adornos, oler los puestos de castañas… Las familias deben hacer lo posible por que sus hijos invidentes participen de todas las actividades que conlleva la Navidad. Hay que acercarles a todo aquello que no pueden ver, pero sí sentir. La forma de hacerlo es llevándoles in situ a los sitios donde se lleva a todos los niños en estas fechas y contarles y describirles el entorno y, si es posible, que palpen aquello que sea referente de la Navidad.
Marian Rojas, psiquiatra: «Para reinventarse hay que pasar miedo, confiar y moverse físicamente»
Cambiar de vida es una de las decisiones más profundas, valientes y transformadoras que una persona puede tomar. Pero hay algo que muchas veces se pasa por alto: la verdadera reinvención no sucede solo en la mente, ni con frases motivadoras, ni con listas de...