Estos niños, además, pueden escuchar que hay más jaleo en las calles, los villancicos; tocar los adornos, oler los puestos de castañas… Las familias deben hacer lo posible por que sus hijos invidentes participen de todas las actividades que conlleva la Navidad. Hay que acercarles a todo aquello que no pueden ver, pero sí sentir. La forma de hacerlo es llevándoles in situ a los sitios donde se lleva a todos los niños en estas fechas y contarles y describirles el entorno y, si es posible, que palpen aquello que sea referente de la Navidad.
Ser madre de familia numerosa, cuestión de preferencias
La proliferación de familias numerosas no solo puede sanear las arcas públicas, hacer sostenibles los sistemas de pensiones o asegurar el reclutamiento laboral, sino que transformará el ethos social.