Cuando la vida nos pone del revés hay que estar preparado para cambiar de papel y también para aceptar que casi nada dura eternamente, que tanto la salud como las relaciones humanas se desgastan, se erosionan. Solamente el amor grande de los cuidadores, su valiente humanidad y su generosa dedicación perdura y traspasa todas las generaciones en todas las familias, más allá de las casas, las residencias, los hospitales, los cementerios y las ciudades.
Cómo lograr que tus hijos aprendan a ponerse en tu lugar
No hay duda de que nadie nace con la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Se aprende de nuestra experiencia con las figuras de apego, que se va practicando y entrenando a lo largo de la vida. Aún así, a veces es difícil ponerse en la piel del otro, a no ser que...