Cuando la vida nos pone del revés hay que estar preparado para cambiar de papel y también para aceptar que casi nada dura eternamente, que tanto la salud como las relaciones humanas se desgastan, se erosionan. Solamente el amor grande de los cuidadores, su valiente humanidad y su generosa dedicación perdura y traspasa todas las generaciones en todas las familias, más allá de las casas, las residencias, los hospitales, los cementerios y las ciudades.
Conectados y solos
"¿Cómo vamos a saber qué pensamos de las cosas cuando, tras horas de pretendidas comunicaciones, nos sentimos más vacíos que cuando empezamos? ¿Cómo no sentirnos solos en un mundo en el que hay días en los que apenas hablamos con nadie porque sólo enviamos textos o...