Está claro que hay distintos niveles de errores que se le pueden permitir a un hijo o una hija, pero hay que permitirles que se equivoquen, que hagan su balance y aprendan de ello. Eso es algo que no podemos hacer por ellos, y no sería bueno privarles de tal experiencia. Ahora bien, es fundamental que asuman la responsabilidad de las equivocaciones, que vean todas las consecuencias de la decisión que han tomado y que han ejecutado, si no es así, si les suavizamos el “golpe” o les amortiguamos la caída, entonces, no sirve de nada.
No creo en las cuotas de paridad de mujeres, sino en la meritocracia
La profesora Chinchilla habla siete idiomas y trabaja como asesora para empresas y organismos gubernamentales. La dirección de las empresas impacta directamente en las vidas de centenares de trabajadores, reflexiona. Por eso, esta ponente habitual en universidades...