Está claro que hay distintos niveles de errores que se le pueden permitir a un hijo o una hija, pero hay que permitirles que se equivoquen, que hagan su balance y aprendan de ello. Eso es algo que no podemos hacer por ellos, y no sería bueno privarles de tal experiencia. Ahora bien, es fundamental que asuman la responsabilidad de las equivocaciones, que vean todas las consecuencias de la decisión que han tomado y que han ejecutado, si no es así, si les suavizamos el “golpe” o les amortiguamos la caída, entonces, no sirve de nada.
Pautas infalibles para que tu hijo tenga buenos amigos
Seguro que en más de una ocasión su hijo ha salido del cole con gesto fruncido porque sus amigos no han querido jugar con él: “Marcos se ha ido con David y no ha querido estar conmigo en el recreo”, “ya no soy amiga de Marta porque no ha jugado con...