Está claro que hay distintos niveles de errores que se le pueden permitir a un hijo o una hija, pero hay que permitirles que se equivoquen, que hagan su balance y aprendan de ello. Eso es algo que no podemos hacer por ellos, y no sería bueno privarles de tal experiencia. Ahora bien, es fundamental que asuman la responsabilidad de las equivocaciones, que vean todas las consecuencias de la decisión que han tomado y que han ejecutado, si no es así, si les suavizamos el “golpe” o les amortiguamos la caída, entonces, no sirve de nada.
Dejemos a las familias en paz
Los padres no han dimitido de sus responsabilidades. Más bien ocurre que por querer ser perfectos, ignoran cómo ser buenos padres, es decir, padres normales. Entiendo por padres normales los que saben sobrellevar la neurosis inherente a la tarea de educar a los hijos...