Está claro que hay distintos niveles de errores que se le pueden permitir a un hijo o una hija, pero hay que permitirles que se equivoquen, que hagan su balance y aprendan de ello. Eso es algo que no podemos hacer por ellos, y no sería bueno privarles de tal experiencia. Ahora bien, es fundamental que asuman la responsabilidad de las equivocaciones, que vean todas las consecuencias de la decisión que han tomado y que han ejecutado, si no es así, si les suavizamos el “golpe” o les amortiguamos la caída, entonces, no sirve de nada.
Qué nos dicen los comportamientos agresivos en la escuela infantil
Cuando suceden casos de acoso escolar tan graves que saltan a los medios de comunicación, a menudo nos preguntamos cómo es posible que un adolescente o menor pueda llegar a actuar de manera tan cruel. Pensamos si pudo prevenirse o si hubo síntomas previos que podían...