Mientras que cuando trabajas para otros es más fácil salir por la puerta y olvidarte de la empresa, cuando una persona emprende, aparte del riesgo profesional y económico, hay ocasiones en que se trabaja 24 horas al día, se diluye la diferencia entre casa y trabajo, o se tienen reuniones durante el fin de semana. Todo esto afecta en una doble dirección: puede perjudicar la vida personal, familiar y social, y al mismo tiempo, puede suponer un problema para el rendimiento profesional.
El consuelo de la Quiet Ambition
"A partir de 2008, la relación entre sacrificio y expectativas se truncó. El sacrificio se hacía mayor en los sectores azotados por la recesión, y la recompensa, más improbable. Las empresas exigían más por mucho menos. Ser becario dejó de ser una gatera de entrada a...