Nuestros hijos piensan radicalmente distinto que nosotros, sus padres. ¡Menos mal! Porque si tuvieran nuestra visión, configurada por conceptos como el paro, la seguridad, un proceso vital que ha ido de malo a bueno, con garantías sociales como la educación y la sanidad, que nos ha permitido una cierta comodidad denominada Estado de bienestar, y percibieran que todo esto está desapareciendo, su angustia vital sería peligrosa.
La gran deslocalización que viene: «Trabajo desde casa para UK por 100.000€ y soy feliz»
Desde el paraíso del 'kitesurf', Cidre trabaja para una tecnológica con sede en Londres que le paga un sueldo inasumible para la mayoría de firmas españolas. "Cobro entre 90.000 y 100.000 y soy feliz", se ríe. "Antes no llegaba a los 50.000 en el mismo puesto para una...