Cuando María tuvo a su primer hijo, en el hospital se lo entregaron con una sonrisa y con un “enhorabuena por este precioso bebé”. Le dieron el alta, y se fue a casa con él a aprender la dura tarea de ser mamá. Con el segundo no hubo enhorabuenas, ni sonrisas, ni ningún comentario. A las pocas horas pasaron por su habitación un ejército de médicos, especialistas, trabajadores sociales… y antes de darle el alta llevaba el decálogo de cómo criar, educar y tratar a su nuevo hijo debajo del brazo.
Es hora de pagar tu deuda de sueño
Los niveles de adenosina se pueden corregir con rapidez tras un par de noches de buen sueño. Esto dio lugar a un consenso científico: la deuda de sueño se podía saldar con un par de siestas de calidad, así lo reflejan frases casuales como “Debo poner al corriente mis...