Cuando María tuvo a su primer hijo, en el hospital se lo entregaron con una sonrisa y con un “enhorabuena por este precioso bebé”. Le dieron el alta, y se fue a casa con él a aprender la dura tarea de ser mamá. Con el segundo no hubo enhorabuenas, ni sonrisas, ni ningún comentario. A las pocas horas pasaron por su habitación un ejército de médicos, especialistas, trabajadores sociales… y antes de darle el alta llevaba el decálogo de cómo criar, educar y tratar a su nuevo hijo debajo del brazo.
España se queda sin médicos de familia este verano (y esto es solo la punta del iceberg)
En estas fechas es más palpable que nunca la tensionada situación en la atención primaria. Una coyuntura derivada del abandono institucional y el desprestigio hacia la especialidad que provoca que muchos doctores decidan evitarla.