Se conocieron en una oficina. Trabajaban para el mismo cliente y pasaron meses escribiendo proyectos y presentaciones, acudiendo a reuniones, preparando presupuestos… Luego, llegó el amor. Después, la boda. Más tarde, las gemelas. Y, de pronto, la vida doméstica de Caitlin y Andrew Friedman era un caos. Conciliar su intensa vida profesional con las obligaciones domésticas se había convertido en una odisea diaria. Entonces, tuvieron un momento de lucidez.
La bofetada, nada pedagógica
El pasado 16 de junio una menor de 16 años y su padre entablaron una disputa, en su vivienda de Zaragoza, que terminó con una bofetada del progenitor a su hija. El caso llegó a los tribunales y la titular del Juzgado probó que los hechos habían ocurrido de esa manera....