Se conocieron en una oficina. Trabajaban para el mismo cliente y pasaron meses escribiendo proyectos y presentaciones, acudiendo a reuniones, preparando presupuestos… Luego, llegó el amor. Después, la boda. Más tarde, las gemelas. Y, de pronto, la vida doméstica de Caitlin y Andrew Friedman era un caos. Conciliar su intensa vida profesional con las obligaciones domésticas se había convertido en una odisea diaria. Entonces, tuvieron un momento de lucidez.
Jubilación y pensiones
Decía San Agustín, que el presente para ser tiempo habría de ser pasado. Entendía que tiempo y eternidad son incompatibles. Se preguntaba en sus ‘Confesiones’, si, pues, el presente, para ser tiempo es necesario que pase a ser pretérito, ¿cómo deciros que...