La mayor parte de las personas que cuidan a familiares enfermos de manera continuada sufren un importante desgaste emocional. Manifiestan que se sienten nerviosas, muy tensas, en alerta y preocupadas durante la mayor parte del día. Perciben que no tienen vida propia, que poco a poco van abandonando hábitos saludables, no duermen bien, no tienen ocio, no se cuidan físicamente. Salen con menos frecuencia con las amistades, no se sienten valorados ni comprendidos ni apoyados por el resto de la familia y van desarrollando un sentimiento de soledad y de tristeza intensos.
Papá, un Superman de andar por casa
Padres en tiempos de cambio. Llevan a los niños al pediatra, cambian pañales y se comen a sus hijos a besos. El cambio de actitud de los jóvenes padres españoles no afecta, según los expertos, a la idealización que les profesan sus hijos, como tampoco lo hace el...