La mayor parte de las personas que cuidan a familiares enfermos de manera continuada sufren un importante desgaste emocional. Manifiestan que se sienten nerviosas, muy tensas, en alerta y preocupadas durante la mayor parte del día. Perciben que no tienen vida propia, que poco a poco van abandonando hábitos saludables, no duermen bien, no tienen ocio, no se cuidan físicamente. Salen con menos frecuencia con las amistades, no se sienten valorados ni comprendidos ni apoyados por el resto de la familia y van desarrollando un sentimiento de soledad y de tristeza intensos.
«La inestabilidad laboral y la falta de apoyos públicos son barreras que contribuyen a explicar los bajos niveles de fecundidad actuales»
La profesora del Departamento de Sociología y Trabajo Social de la Universidad Pública de Navarra, Begoña Elizalde-San Miguel, señala que los progresos alcanzados por las mujeres en el control sobre su reproducción y su entrada a ámbitos de la vida social de los que...