La mayor parte de las personas que cuidan a familiares enfermos de manera continuada sufren un importante desgaste emocional. Manifiestan que se sienten nerviosas, muy tensas, en alerta y preocupadas durante la mayor parte del día. Perciben que no tienen vida propia, que poco a poco van abandonando hábitos saludables, no duermen bien, no tienen ocio, no se cuidan físicamente. Salen con menos frecuencia con las amistades, no se sienten valorados ni comprendidos ni apoyados por el resto de la familia y van desarrollando un sentimiento de soledad y de tristeza intensos.
Entre el agotamiento y la madurez: qué dicen los padres y madres de más de 50 sobre la crianza tardía
Los últimos datos disponibles del INE confirman una tendencia que se da desde hace años: el retraso en la edad a la que tenemos descendencia. El número de nacimientos de madres de 40 o más años ha crecido un 19,1% en la última década. También la media de edad a la que...