Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que a los niños no se les hacía demasiado caso. Sin ir muy lejos, la abuela de quien escribe, cuando un nieto o nieta se ponían pesaditos, recomendaba actuar ante ellos: “Como si fueran muebles”. Una mesa, una silla o un armario. Ignorarlos hasta que se les pasara la rabieta o dejaran de dar a lata. El “ya encontrarás algo para hacer” era asimismo otra respuesta habitual al clásico “me aburro”. Se consideraba que el distraerse era tarea de los niños, no de los padres, y que uno era capaz de hacerlo solo.
Oposiciones: ¿Cómo hacer más atractivo para los jóvenes la selección para trabajar en la administración?
El responsable del Ministerio ha reconocido que la falta de interés de los jóvenes por prepararse unas oposiciones es un problema complejo y entre otras cosas, tiene que ver con la adecuación del sistema educativo por competencias a los procesos de selección que...