Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que a los niños no se les hacía demasiado caso. Sin ir muy lejos, la abuela de quien escribe, cuando un nieto o nieta se ponían pesaditos, recomendaba actuar ante ellos: “Como si fueran muebles”. Una mesa, una silla o un armario. Ignorarlos hasta que se les pasara la rabieta o dejaran de dar a lata. El “ya encontrarás algo para hacer” era asimismo otra respuesta habitual al clásico “me aburro”. Se consideraba que el distraerse era tarea de los niños, no de los padres, y que uno era capaz de hacerlo solo.
Lo que debes hacer (y lo que no), si tus hijos se pelean
La familia es el primer agente socializador en la vida de un niño y representa el ambiente en el que se dan los primeros pasos del aprendizaje sobre los que reposará su personalidad. El papel y trato de esta será decisivo para que cada niño pueda participar de forma...