Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que a los niños no se les hacía demasiado caso. Sin ir muy lejos, la abuela de quien escribe, cuando un nieto o nieta se ponían pesaditos, recomendaba actuar ante ellos: “Como si fueran muebles”. Una mesa, una silla o un armario. Ignorarlos hasta que se les pasara la rabieta o dejaran de dar a lata. El “ya encontrarás algo para hacer” era asimismo otra respuesta habitual al clásico “me aburro”. Se consideraba que el distraerse era tarea de los niños, no de los padres, y que uno era capaz de hacerlo solo.
Los padres españoles somos los que más pegamos, y tenemos que cambiar
¿Pegaría usted a su hijo? No es esta una pregunta tan fácil de contestar como parece porque en el fondo, casi nadie desea hacerlo. Pero a pesar de los esfuerzos y buena voluntad de muchos padres lo cierto es que según parece, en España se sigue pegando mucho a los...