Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que a los niños no se les hacía demasiado caso. Sin ir muy lejos, la abuela de quien escribe, cuando un nieto o nieta se ponían pesaditos, recomendaba actuar ante ellos: “Como si fueran muebles”. Una mesa, una silla o un armario. Ignorarlos hasta que se les pasara la rabieta o dejaran de dar a lata. El “ya encontrarás algo para hacer” era asimismo otra respuesta habitual al clásico “me aburro”. Se consideraba que el distraerse era tarea de los niños, no de los padres, y que uno era capaz de hacerlo solo.
Fernando Carmona: “La inmensa mayoría de pacientes que requerirían cuidados paliativos no los reciben”
Cada año mueren 80.000 españoles sin los cuidados que necesitan al final de la vida, según ha denunciado la Sociedad Española de Cuidados Paliativos (SECPAL), que aboga por una ley que "homogenice la atención paliativa multidisciplinar en todo el país dentro del...