Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que a los niños no se les hacía demasiado caso. Sin ir muy lejos, la abuela de quien escribe, cuando un nieto o nieta se ponían pesaditos, recomendaba actuar ante ellos: “Como si fueran muebles”. Una mesa, una silla o un armario. Ignorarlos hasta que se les pasara la rabieta o dejaran de dar a lata. El “ya encontrarás algo para hacer” era asimismo otra respuesta habitual al clásico “me aburro”. Se consideraba que el distraerse era tarea de los niños, no de los padres, y que uno era capaz de hacerlo solo.
Maternidad y lactancia en prisión: ¿se están respetando los derechos humanos?
Según datos del Ministerio del Interior de España, a 31 de diciembre de 2021 había 55 097 personas encarceladas en las prisiones del país. De estas, el 92,9 % eran hombres y el 7,1 %, mujeres. De los cerca de 80 centros penitenciarios estatales,...