Hubo un tiempo, no demasiado lejano, en el que a los niños no se les hacía demasiado caso. Sin ir muy lejos, la abuela de quien escribe, cuando un nieto o nieta se ponían pesaditos, recomendaba actuar ante ellos: “Como si fueran muebles”. Una mesa, una silla o un armario. Ignorarlos hasta que se les pasara la rabieta o dejaran de dar a lata. El “ya encontrarás algo para hacer” era asimismo otra respuesta habitual al clásico “me aburro”. Se consideraba que el distraerse era tarea de los niños, no de los padres, y que uno era capaz de hacerlo solo.
Beber alcohol es más riesgoso con la edad
Beber alcohol es perjudicial para la salud a cualquier edad. Pero a medida que envejeces, los riesgos son mayores, incluso si se ingiere la misma cantidad de bebidas. El alcohol afecta “prácticamente a todos los sistemas orgánicos del cuerpo”, incluidos los músculos y...