Cuando una piensa en aquellas épocas de la historia en las que el matrimonio era para siempre, pasara lo que pasara, cuesta creerlo. Si el amor moría, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y a tragar. Si el marido era violento, dictador y tirano, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre, y ni siquiera se investigaba la situación. Si la mujer era una acosadora psicológica, no importaba: el dedo acusador señalaba para siempre. Con lo cual se llegaba a verdaderas tragedias familiares y mucho sufrimiento.
Cómo hacer reuniones familiares más seguras en espacios cerrados y en tiempos de coronavirus
Los encuentros esperados por muchos para ver a sus seres queridos alrededor de la mesa estarán supeditados a las restricciones sanitarias. El objetivo de los anfitriones es conseguir organizar estos eventos a nivel reducido y de forma segura.